Atenógenes Segale
Nativo del antiguo Zamarat, viendo la
primera luz en 1868, hijo de un Genovés avecinado esta ciudad, Atenógenes
Segale se describe a sí mismo como un ente gustoso de los apaciguados y
antiguos campos Zamoranos, grato de la calma de antaño y el andar campirano
dentro de las calles que nos rodean, de ojo ágil y memorias fijas, caracteriza
su niñez en recuerdos del sazón del Calvario y los vientos del templo de San
Francisco; hermano del también reconocido Juan Segale, quien fuera menor y además de también sacerdote,
profesor de física y química e inventor de instrumentos mecánicos.
Realizo sus estudios en el Seminario
de Zamora y el Seminario Conciliar de México, donde se ordenó Sacerdote
destacando de manera especial en los estudio teológicos y el en área de la
literatura, específicamente en la poesía y la oratoria, siendo esta una de las
principales razones del vaivén de Segale a su ciudad natal, dentro de los
cuales daba retorno con borradores de historias o nuevos relatos por contar,
como fuera el caso de la novela narrativa basada en recuerdos de familiares y
amigos de Zamora llamada “Auras de Abril”, la cual fuera publicada hasta el año
de 1897.
Fue profesor de Literatura durante su
proceso clerical, llegó a ser Capellán del Colegio de las Vizcaínas en la
actual Ciudad de México, y posteriormente ocupó el mismo cargo en el Santuario
de nuestra señora de los Remedios, explorando espacios como el teatro y
destacando como dramaturgo, novelista y orador además de poeta; fue cura de la
Parroquia de San Cosme y posteriormente regreso a Morelia donde impartió
cátedra a los seminaristas de la región.
Fue hasta 1901 que surgió su libro
“Obras completas”, constando de varios tomos y más de 300 páginas donde
presentaba gran parte de su obra poética entre otros géneros, dando gran
apertura a su legado literario; su libro de poemas “Preludios” fue publicado el
mismo años de su muerte, y de manera póstuma fueron publicados cuatro libros
más, escritos mucho antes y entregados al mundo en la ausencia de su ser,
siendo estos “Del fondo del alma” escrito en 1895, “Miniaturas” en 1896,
“Versos perdidos” en 1897 y “Marinas” redactado en 1898, dejando así su huella
en la literatura nacional y ensalzando en nombre de Zamora.
Falleció en Toluca en el fatídico
1903 a la corta edad de 35 años, dejando un universo en versos por explorar
para las futuras generaciones, y un espacio en los estantes de esta su cuidad;
cuna de grandes mentes ocultas en la conciencia de los ciudadanos locales, de
los cuales pocos recuerdan el orígenes de estos nombres.
Por: Vianey Campos y Gerardo Castillo
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