martes, 11 de agosto de 2020

Atenógenes Segale, orgullo Zamorano

Atenógenes Segale


Nativo del antiguo Zamarat, viendo la primera luz en 1868, hijo de un Genovés avecinado esta ciudad, Atenógenes Segale se describe a sí mismo como un ente gustoso de los apaciguados y antiguos campos Zamoranos, grato de la calma de antaño y el andar campirano dentro de las calles que nos rodean, de ojo ágil y memorias fijas, caracteriza su niñez en recuerdos del sazón del Calvario y los vientos del templo de San Francisco; hermano del también reconocido Juan Segale,  quien fuera menor y además de también sacerdote, profesor de física y química e inventor de instrumentos mecánicos.

Realizo sus estudios en el Seminario de Zamora y el Seminario Conciliar de México, donde se ordenó Sacerdote destacando de manera especial en los estudio teológicos y el en área de la literatura, específicamente en la poesía y la oratoria, siendo esta una de las principales razones del vaivén de Segale a su ciudad natal, dentro de los cuales daba retorno con borradores de historias o nuevos relatos por contar, como fuera el caso de la novela narrativa basada en recuerdos de familiares y amigos de Zamora llamada “Auras de Abril”, la cual fuera publicada hasta el año de 1897.


Fue profesor de Literatura durante su proceso clerical, llegó a ser Capellán del Colegio de las Vizcaínas en la actual Ciudad de México, y posteriormente ocupó el mismo cargo en el Santuario de nuestra señora de los Remedios, explorando espacios como el teatro y destacando como dramaturgo, novelista y orador además de poeta; fue cura de la Parroquia de San Cosme y posteriormente regreso a Morelia donde impartió cátedra a los seminaristas de la región.

Fue hasta 1901 que surgió su libro “Obras completas”, constando de varios tomos y más de 300 páginas donde presentaba gran parte de su obra poética entre otros géneros, dando gran apertura a su legado literario; su libro de poemas “Preludios” fue publicado el mismo años de su muerte, y de manera póstuma fueron publicados cuatro libros más, escritos mucho antes y entregados al mundo en la ausencia de su ser, siendo estos “Del fondo del alma” escrito en 1895, “Miniaturas” en 1896, “Versos perdidos” en 1897 y “Marinas” redactado en 1898, dejando así su huella en la literatura nacional y ensalzando en nombre de Zamora.


Falleció en Toluca en el fatídico 1903 a la corta edad de 35 años, dejando un universo en versos por explorar para las futuras generaciones, y un espacio en los estantes de esta su cuidad; cuna de grandes mentes ocultas en la conciencia de los ciudadanos locales, de los cuales pocos recuerdan el orígenes de estos nombres.


Por: Vianey Campos y Gerardo Castillo 

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